Artículo Extraído de Tribune Des Travailleurs #280

Kyau Ye Lynn es una periodista independiente con base en Yangon (Rangoon, capital económica de Myanmar). El 2 de marzo publicó en el China Labour Bulletin un artículo que muestra el lugar ocupado por los trabajadores y sus organizaciones sindicales en la resistencia al golpe de Estado militar del 1° de febrero que derribó al gobierno de la Liga Nacional por la Democracia. Publicamos algunos extractos, así como informaciones sobre el desarrollo de los sindicatos obreros en Myanmar.
Moe Sandar Myint, presidenta de la Federación General de los Trabajadores de Myanmar (FGWM), se sumió en la clandestinidad a partir del momento en que apoyó a la organización de una agrupación de más de 4,000 obreros de fábrica del barrio de Hlaing Thar Yar, el 6 de febrero en Yangon, una de las primeras manifestaciones contra el golpe de Estado. Explicó cómo la policía había organizado un embate en la sede del sindicato, poco antes de las manifestaciones, para intentar intimidar a los trabajadores: “Este embate tenía como único fin el aterrorizarnos. Pero tuvo un efecto inverso. Ello nos animó a seguir la lucha por nuestros derechos.”
Desde entonces, la represión del ejército y de la policía se ha agravado constantemente. Al menos treinta y ocho manifestantes habrían sido asesinados y el ejército ordenó el arresto de cientos de oponentes, incluidos militantes y dirigentes obreros. Los informes de la policía señalan que hay más de 500 arrestos: entre otros, obreros del textil, enfermeras, blogueros y militantes políticos.
El encuentro obrero del 6 de febrero fue un momento determinante que estimuló al movimiento de desobediencia civil, apoyándose en la potencia de la organización de los trabajadores. Ming Maung Maung, empleado de una empresa de informática local, que nunca se había ido a la huelga, explica: “En los primeros días después del golpe de Estado, no hubo una reacción visible. Esperábamos que alguien nos llamara a hacer algo para denunciar a los militares… El ver a los obreros del textil bajar a las calles a pesar de las balas y los garrotes frente a ellos, nos ha animado a hacer lo mismo.”
Consiente de la creciente influencia de los sindicatos en el seno del movimiento de desobediencia civil, la junta acaba de prohibir dieciséis organizaciones sindicales, decisión que hace sonreír a Moe Sandar Myint: “Es ridículo de la parte de esta junta ilegítima el declararnos “organización ilegal”. Continuaremos el combate”.
Según algunas informaciones, los patrones de fábrica cooperan con la policía, proporcionándole informaciones sobre los militantes sindicales, impidiéndole a los trabajadores el manifestar. Sin embargo, los trabajadores de numerosas fábricas resisten la presión, y no solo en Yangon, sino también en otras ciudades industriales como Bago, Pathein y Hpa-An.
Naung Naung Cho, una obrera textil en la fábrica Bogart Lingerie en el cantón de Hlaing Thar Yar, explica que en un primer tiempo la dirección de su fábrica quería impedir a sus trabajadores participar en las manifestaciones: “El director declaró que los trabajadores ausentes por más de tres días seguidos serán despedidos.” Pero los trabajadores organizaron una jornada de huelga el 19 de febrero. “Nuestra prioridad es la de derribar a la dictadura. Bajo un régimen militar, no habrá ningún derecho para nosotros, los trabajadores. Por ello organizamos una huelga para exigir nuestro derecho a tomar una licencia sin goce de sueldo para poder manifestar contra la dictadura”, declaró Naung Naung Cho. Bogart Lingerie cedió finalmente a la presión de los trabajadores firmando el 20 de febrero un acuerdo con el sindicato garantizando que los trabajadores no serían despedidos por haber tomado una licencia sin goce de sueldo. Muchos obreros del textil en el barrio se vieron privados de su salario para que las manifestaciones pudieran continuar.
Khaing Zar Aung, miembro del comité ejecutivo central de la Confederación de sindicatos de Myanmar (CTUM) concluye: “Los trabajadores saben que bajo la dictadura militar serán la capa más reprimida de la sociedad. Es por ello que están dispuestos a correr todos los riesgos para derribar a la dictadura.”
El desarrollo de los sindicatos obreros en Myanmar

Bajo el régimen militar de 1962-2016, y luego bajo el gobierno “democrático” de Aung San Suu Kyi, las grandes multinacionales del textil implantaron sus fábricas en Myanmar, donde explotan a más de 700,000 obreros, la mayoría de ellos mujeres sobreexplotados por algunos dólares al día. Moe Sandar Myint, actual presidenta de la Federación General de trabajadores de Myanmar (FGWM), nos narra cómo incursionó en el movimiento sindical: “En el 2000, terminé la secundaria y fui directamente a la fábrica de confección. En el 2015, el salario mínimo era de 3,600 kyats por día (más o menos 2.65 dólares). En mi fábrica, el empleador no respetaba el salario mínimo, como resultado de lo cual los trabajadores se pusieron en huelga durante muchos días. El patrón nos dijo finalmente que repondría el dinero, y la huelga terminó. Pero no cumplió su promesa, y los trabajadores entonces emprendieron acciones de tortuguismo y la Confederación de los sindicatos de Myanmar nos ayudó a formar un sindicato. Es así que me vi implicado en el movimiento obrero.” Y añade: “Hace ocho o nueve años las huelgas eran dirigidas por hombres. Los empleadores habían decidido no contratar trabajadores masculinos, sino mujeres, que pensaban que ellas no combatirían. Se produjo lo contrario: contra todo lo esperado, las mujeres abandonaron la tradición y las costumbres y combaten. En las federaciones en particular, la mayor parte de los dirigentes son mujeres jóvenes. Estoy muy orgullosa de las trabajadoras que dirigen las huelgas y el movimiento.” (extractos de una entrevista aparecida en la revista americana Jacobin, el 3 de febrero del 2021).
¿Cuáles eran las libertades sindicales bajo el gobierno de la Liga Nacional por la democracia, derribada por el golpe de Estado del 1° de febrero del 2021? Los sindicatos estaban reconocidos legalmente, aunque el gobierno permitía la represión antisindical. De esta manera, en febrero del 2020, como lo informaba el periódico Myanmar Times: “La Corte del barrio de Dagon condenó a una militante y a cuatro trabajadores por “reunión ilegal” en violación de la ley sobre las reuniones y manifestaciones pacíficas. Ma Moe Sandar Myint, de la Action Labour Rights, y cuatro otros obreros de la fábrica textil Nature Garment han sido condenados a veinticuatro días de prisión a una multa de 30,000 kyats (20.60 dólares) cada uno (…) Los cinco habían sido detenidos en noviembre (2019-ndlr) después de una huelga de los trabajadores de su fábrica contra las violaciones de los derechos obreros por los empleadores. Habían bloqueado la entrada a la fábrica. Se les acusó de reunión ilegal. “Esperábamos la ayuda del gobierno, pero no recibimos ningún apoyo”, declaró Ma Moe Sandar Myint, quien añade: “los trabajadores deberán reconsiderar su posición en las próximas elecciones de noviembre (2020 -ndlr) sobre el apoyar o no a este gobierno”
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