
Articulo extraído de Tribuna de los Trabajadores 371
Se batió el récord: El presupuesto militar del 2023 de los Estados Unidos llegó a 858 mil millones de dólares, con un 8% de aumento en relación con 2022. Este presupuesto militar, el más importante en la historia de los Estados Unidos, es más de diez veces superior al de Rusia. Entre los “proyectos” que serán financiados por estas montañas de dólares están el de la bomba nuclear B83, ¡ochenta veces más destructora que la arrojada por los Estados Unidos sobre Hiroshima en mayo del 45!
En este contexto, Biden recibió en Washington a Zelensky, el presidente ucraniano. Del lado de la formalidad, la administración norteamericana prometió una vez más derramar sumas faraónicas para alimentar la continuidad del conflicto en Ucrania: “El Congreso pone a disposición una nueva ayuda militar y económica destinada a Kiev: 45 mil millones de dólares además de los miles de millones ya gastados desde hace un año” (RFI del 22 de diciembre).
Pero del lado de la informalidad, la administración Biden abastece de lo necesario para mantener la situación de guerra, aunque con sus límites. “Está fuera de discusión, por ejemplo, el administrarle (al gobierno de Zelensky, ndlr) misiles de largo alcance ATACMS, que permitirían alcanzar diferentes objetivos a más de 300 kilómetros en territorio ruso. La Casa Blanca y el departamento de Estado temen evidentemente que los ucranianos hagan de lanzarlos un juego placentero.”, informa Le Canard Enchainé del 28 de diciembre.
Y esto por varias razones. La primera es que la administración norteamericana y la OTAN mantienen esta guerra “hasta donde sea posible” para que permanezca bajo un cuadro estrechamente dominado. La segunda razón, es que la administración Biden quiere, con sus propias palabras, “debilitar” al régimen de Putin, y hacerlo entrar bajo ciertos límites. En estos momentos, la administración Biden no ha decidido si liberarse de él, ya que lo considera un elemento del orden mundial. *
La tercera razón, es que la prioridad para Wall Street, y por lo tanto para Biden, no es Putin, sino la preparación de la ofensiva contra China con el propósito de terminar con una economía que escapa en buena medida al capital norteamericano. Así, “China es uno de los objetivos mayores de este presupuesto militar récord de 858 mil millones de dólares”, escribe el think-tank norteamericano The China Proyect del 23 de diciembre.
Mientras tanto, la guerra continúa en Europa, con su cortejo de muertos ucranianos y rusos y su cortejo de destrucciones amenazando cada día de salirse de control hacia un conflicto generalizado. Y en cada país de la OTAN, los gobiernos aprovechan de la “guerra en el exterior” para agravar la “guerra en el interior” que llevan a cabo contra los trabajadores y la juventud en sus respectivos países.
Tal como no hemos cesado de repetirlo desde hace más de 300 días que dura la guerra: esta guerra imperialista va al encuentro de los intereses de los trabajadores del mundo. Debe ser detenida inmediatamente. Los miles de millones de la guerra deben ser confiscados en beneficio de obras útiles a los trabajadores. Y para ello, los dirigentes de los partidos de “izquierda” y de las organizaciones obreras ¡deben dejar de apoyar a sus propios gobiernos fabricantes de guerra entre los cuales, en Francia, al gobierno de Macron!
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Jean Alain
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*El vínculo por otro lado nunca se ha visto roto: se nos informa que, “a pesar de la guerra, negociaciones secretas entre los Estados Unidos y Rusia se están llevando a cabo en relación al futuro reparto de la infraestructura nuclear civil de Ucrania”. (La Tribune del 12 de noviembre)