Por Alejandra Rivera
Mara: Se empiezan a escuchar cohetes, se empiezan a escuchar canciones con mariachi, con temas del orgullo de ser mexicana/o. Pronto se escucharán cornetas, más cohetes y gritos de ¡Viva México, cabrones! Se escucharán esos gritos en la zona de las instituciones burocráticas de la ciudad y claro, en las colonias populares en donde ya suena a todo volumen una que otra canción alusiva a México.
Aquí y allá gritarán y reivindicarán a los héroes que nos dieron patria mientras en otra parte del país, la familia, compañeras/os y amigas/os de Mara se están retorciendo en dolor y de rabia por su cobarde feminicidio.
Un feminicidio más a la lista y estadísticas en las que ya nos hemos vuelto expertos, un feminicidio más en el que la víctima tuvo la culpa porque ella salió a divertirse, a ser joven, a pasarla bien, porque ¿no viste las fotos de cómo se vestía? Tuvo la culpa por beber alcohol, por irse sola, por contestarle el saludo a un muchacho, por sonreir, por ser mujer.
Leo y releo las notas de los hechos, cada vez más evidencias, más hallazgos horribles acerca de los últimos momentos de tu vida, veo los comentarios estúpidos como los que mencioné antes y me da tanta rabia que aún muerta vas a tener que soportar esa basura de comentarios que te responsabilizan de tú muerte por no portarte como debías en un país donde es normal que maten mujeres.
Yo no te conocí Mara, yo no sé si eras feminista ni sé si luchabas por la emancipación de la mujer, no sé si alguna vez agrediste a alguna mujer o la llamaste feminazi (como se sugiere en algunos comentarios) y no me importa, me importa que eres una más, que no volverás a ver a tu familia, no volverás a la escuela, no entregarás la tarea que estabas terminando, no volverás a salir con tus amigas, no marcharás con nosotras para decir: ¡Ni un feminicidio más! Y no vas a hacer estas cosas porque te asesinaron de la peor manera, te engañaron a ti y a tus amigas haciéndolas creer que el transporte privado es más seguro y que una empresa de transporte (a la que no le importa tu vida ni la de otra mujer) se interesa por tu bienestar y seguridad, una empresa que para reivindicar su nombre «va a cooperar en todo con las autoridades para que el culpable pague».
Tampoco sé si te gustaba ir a festejar la Independencia de México, no sé si en estos momentos estarías en las fiestas patrias pero hoy te digo que yo no tengo nada que festejar cuando tú y miles de mujeres están muertas o están por morir por culpa de este sistema capitalista, machista, sexista, en el que se te culpa por ser asesinada y en el que también tu familia y amigas están siendo culpabilizadas y señaladas por dejarte salir a fiestas, por dejarte subir sola a ese taxi… No imagino lo que tus amigas sintieron al saber que no llegaste a tu casa, al saberte muerta, al saber que estabas envuelta en una sábana con la leyenda de un hotel, al ver ese horrible video del taxi del que nunca bajaste. A ellas les digo: no están solas, su rabia es nuestra rabia.
No es justo para ti ni para ninguna niña, adolescente, joven, señora morir así; no es justo que te acusen, que te señalen y no es justo tampoco para las que seguimos aquí vivir con miedo proporcional a la rabia que nos da tu asesinato.
Me rehuso a vivir así, con miedo, con nervios de andar sola en la calle, de que mi hermana, mi madre, mi amiga lo hagan también, me preocupan ellas y me preocupan las trabajadoras que diario salen cuando aun no sale el sol en las mañanas y regresan a casa nuevamente a oscuras, me preocupan las niñas que van a estudiar en esas mismas condiciones, temo por ellas al verlas esperar un camión en la noche, con su mochila y uniforme de la escuela; me rehuso a preguntarle a mi hermano, novio o amigo si van a air a la misma fiesta que yo para no regresar sola o solas.
Hoy no hay nada que festejar, es momento de decir que las cosas tienen que cambiar y hacer algo para que así sea porque este gobierno no nos representa ni sus instituciones de seguridad ni su Instituto de la Mujer, este gobierno nos asesina y fomenta los feminicidios; ese chofer tal vez pensó: en este país los feminicidios quedan impunes, una mujer menos no es nada, se les va a olvidar… Hoy no hay nada que festejar cuando ningún lugar es seguro para una mujer, ni las calles, ni las escuelas, y en ocasiones ni nuestros hogares; no hay nada que festejar cuando te llaman feminazi por exigir derechos, justicia y respeto de lo más básico, cuando las leyes no protegen ni defienden a las victimas, cuando hay personas que dicen que el feminicidio no existe, que es un homicidio más y hasta me ha tocado escuchar que es un privilegio.
Hoy te digo Mara, que tu muerte no será olvidada y que seguiremos luchando por ti y por todas las mujeres explotadas, maltratadas, violadas y asesinadas en este país y en todo el mundo, por ti, por Lesvy, por Janeth, por Delia y por todas…
¡NI UNA MUERTA MÁS!
¡TAMBIÉN FUE EL ESTADO!
¡VIVAS NOS QUEREMOS!