Declaración del Comité de Organización por la Reconstitución de la Cuarta Internacional (CORCI)
El anuncio provocador hecho por el presidente de los Estados Unidos, Trump, de reconocer a Jerusalén como capital del Estado de Israel y mudar ahí su embajada, provocó la cólera del pueblo palestino y de todos los que en el mundo apoyan el derecho incondicional de este pueblo a disponer de su destino. ¡El pueblo palestino está nuevamente en peligro!
Luego de la provocación, algunos jefes de Estado o dirigentes políticos han “lamentado” este anuncio, calificándolo, a veces, de declaración “incontrolada”, no reflejando la realidad de la política de la administración norteamericana.
Es cierto, hay crisis hasta en la cumbre del gobierno de la burguesía más poderosa del mundo. Pero la provocación de Trump se inscribe en la guerra generaliza contra los pueblos impulsada por el imperialismo norteamericano y sus aliados. Es la continuación de la amenaza de rayar del mapa del mundo a Corea del Norte, o de al ayuda estadunidense a la guerra genocida realizada por Arabia Saudita en Yemen, a la ocupación reforzada de Afganistán, a la ingerencia directa de los Estados Unidos en la desestabilización de Venezuela y a las amenazas de Estados Unidos, Israel y Arabia Saudita contra Líbano e Irán. Una política que continúa agravando la de los predecesores de Trump en la Casa Blanca, que sean Republicanos o Demócratas. La provocación de Trump que prepara nuevas masacres en Oriente Medio es una expresión del callejón sin salida del régimen de la propiedad privada de los medios de producción, que sólo sobrevive a costa de destrucciones gigantescas de las fuerzas productivas, en particular por el desarrollo de la economía de armamento y de guerra.
La provocación de Trump es la conclusión de meses de tractaciones de los emisarios de la Casa Blanca en Oriente Medio que la prensa internacional ha revelado: “desde enero, Jared Kushner, el yerno del presidente norteamericano, no ha cesado de hace viajes de ida y vuelta ente Jerusalén y Riad (…). En realidad él trabaja sobre un viejo sueño israelita: acercar a los árabes -por lo menos las monarquías del Golfo Pérsico- a Israel”. Tractaciones conduciendo a una colaboración abierta y reivindicada entre los regímenes árabes reaccionarios y el Estado de Israel, conduciendo al jefe del Estado mayor del ejército israelita a declarar en un periódico de Arabia Saudita que “Arabia Saudita e Israel están totalmente de acuerdo sobre la evaluación de las intensiones de Irán”. Las declaraciones del presidente norteamericano pretendiendo hacer la lluvia y el buen tiempo en Oriente Medio, como nuevamente lo demuestran estas tractaciones que la cuestión palestina no tiene nada que ver con un pretendido conflicto confesional que opondría a “judíos” y “musulmanes”. Y por una buena razón: bajo la égida del imperialismo norteamericano algunos representantes del Islam wahabita y representantes del Estado sionista pretendiendo hablar “en nombre de los judíos” preparan, la mano en la mano, este nuevo golpe de fuerza contra el pueblo palestino. Golpe de fuerza del que todos los pueblos de la región incluyendo a las poblaciones judías, sufrirán las consecuencias.
La provocación de Trump se inscribe en la lógica engendrada hace setenta años durante el plan de división de Palestina impuesto en noviembre de 1947 a través de un acerado pasado en la ONU entre los dirigentes imperialistas norteamericanos, británicos y la burocracia estalinista de la URSS. Acuerdo fundado sobre la negación de los derechos nacionales del pueblo palestino. La partición de Palestina condujo a la creación de un Estado sionista y teocrático cuyo objetivo es expulsar de su tierra, cada vez más, al pueblo palestino, sometiéndolo a masacres incesantes, mientras que al mismo tiempo, la población judía se encuentra en una trampa, encerrada en una lógica de dominación colonial. Todos los acuerdos, en particular los acuerdos de Oslo (1993), fundados sobre la aceptación de la partición de Palestina y sobre el reconocimiento del Estado de Israel, sólo han agravado la opresión del pueblo palestino, la expulsión de sus tierras y la imposibilidad para los millones de refugiados de beneficiar del derecho democrático elemental de regresar a sus ciudades, a sus pueblos de donde fueron echados hace setenta años.
El Comité de Organización por la Reconstitución de la Cuarta Internacional (CORCI) condena firmemente la provocación del jefe de la administración norteamericana y afirma su solidaridad incondicional con el pueblo palestino en su combate por el derecho a la tierra, a la paz y a la libertad, es decir, su derecho a la nación y el derecho al regreso de todos los refugiados.
El Comité de Organización por la Reconstitución de la Cuarta Internacional (CORCI) llama a la unidad de las organizaciones obreras y democráticas del pueblo palestino contra la política del imperialismo norteamericano y sus lacayos en Oriente Medio: el Estado de Israel y los regímenes árabes reaccionarios. Las organizaciones del CORCI participarán, bajo su propia bandera, en toda movilización bajo las consignas de defensa del pueblo palestino.
El Comité de Organización por la Reconstitución de la Cuarta Internacional (CORCI) se inscribe en la continuidad del combate de la IV Internacional, única corriente del movimiento obrero a oponerse en 1947 al plan de partición de la ONU, que ella calificaba, en la época, con toda razón, de “mejor medio para derivar hacia un combate fratricida la lucha de las masas árabes y la cólera de la población laboriosa judía” (Cuarta Internacional, diciembre de 1947).
Es en esta continuidad que el CORCI se pronuncia por el derecho del pueblo palestino a disponer libremente de su destino, por la Asamblea Constituyente Palestina abriendo la vía a una República Palestina laica y democrática en todo el territorio histórico de Palestina garantizando la igualdad en derechos a todos los ciudadanos, cualesquiera que sea su confesión religiosa o su origen, con Al Qods / Jerusalén por capital
8 de diciembre de 2017
El comité Internacional del CORCI