El 12 de marzo, Macron, en tono solemne, llamaba a la unión sagrada contra el coronavirus. Ocho días después, la pandemia se está extendiendo a la velocidad del rayo. Este gobierno y sus predecesores son en gran parte responsables y culpables de esta expansión.
La dramática falta de máscaras, pruebas de detección, camas, servicios de reanimación y personal de enfermería acusa a los ministros y sucesivos presidentes de la V República. Tenían mil millones de máscaras y se deshicieron de ellas; tenían los medios para producir pruebas de detección y no lo hicieron; tenían hospitales y camas y las cerraron; tenían el personal sanitario y médico y se negaron a escuchar sus reclamos; ¡Todo esto para satisfacer las demandas del beneficio capitalista!
Macron pretende estar en guerra con la epidemia. ¿Pero contra quién está librando la guerra? Al tiempo que amenaza con sanciones contra todo aquel que se sustraiga del confinamiento, multiplica los llamados conjuntos con el Medef [la patronal -ndlt] para exigir que la «producción» funcione y que, para esto, ¡los asalariados trabajen sin protección!
¿A quién está haciendo la guerra el gobierno cuando su ley de emergencia sanitaria (que acaba de ser aprobada en el Parlamento) cuestiona los logros sociales y los derechos de los trabajadores, comenzando por los enviados a la línea del frente: los trabajadores de la salud? El propósito de esta ley es silenciar a los trabajadores que en todo el país se niegan a jugar con sus vidas y las vidas de sus familias y que luchan por la protección o para que se respete o incluso se detenga su derecho de retiro (*) de la producción ¿Cómo entender que tanto en el Senado como en la Asamblea Nacional los dirigentes de los partidos de «izquierda» felicitaron al gobierno con esta ley de salud de emergencia sanitaria?
¡No, no es posible llegar a un acuerdo con este gobierno de Macron y el Medef, para quienes, epidémicos o no, solo cuentan los intereses de los capitalistas y los banqueros!
La guerra contra la epidemia es indispensable, pero esto requiere darse los medios.
Un gobierno decidido a hacer la guerra contra el coronavirus pondría bajo control del Estado a la totalidad del aparato de producción, para movilizarlo en la producción de lo que es esencial para proteger a la población (máscaras, pruebas de detección, camas de hospital, etc.). Así provisto, decretaría la detección sistemática y la distribución gratuita de máscaras para todos.
Tal gobierno llamaría para esto a la disponibilidad y competencia de los trabajadores organizados con sus sindicatos, como los de la empresa Luxfer (en Puy-de-Dôme, que fabrica cilindros de oxígeno) que sus empleados proponen relanzar de inmediato, aunque el accionista quiera liquidarla.
Un gobierno de guerra contra el coronavirus requeriría todos los locales disponibles, algunos para transformarlos en hospitales de emergencia y salas de reanimación, otros para reubicar a personas sin domicilio particularmente en riesgo debido a la imposibilidad de confinamiento.
Un gobierno en guerra para proteger a la población garantizaría el mantenimiento de salarios, ingresos, subsidios, decretaría una moratoria sobre el alquiler s y los cargos, y organizaría el suministro de alimentos básicos gratuitos para todas las personas en dificultades.
Para ello, un tal gobierno debería romper con las exigencias de los capitalistas y las multinacionales. Solamente podría ser un gobierno de la mayoría y no al servicio de la minoría de explotadores y especuladores.
Para responder a la emergencia de salvaguardar a la población, será necesario, un poco antes, un poco más tarde, expulsar a Macron, su gobierno de impostores y su V República antidemocrática.
El movimiento ya está en marcha, el que ve a los trabajadores, en medio de la crisis del coronavirus, negarse a confiar en Macron y comenzar a hacerse cargo, en los sitios de construcción, en las fábricas, en las oficinas, en los hospitales, de su propia defensa que es al mismo tiempo la defensa de la población, convirtiendo, de hecho, las palabras de la canción de los trabajadores de todo el mundo, La International: «Productores, salvémonos a nosotros mismos».
El Partido Obrero Independiente Democrático lucha por el gobierno de los trabajadores, el gobierno de la mayoría al servicio de la mayoría. Se construye con la ayuda al combate concreto de la resistencia de los trabajadores para su supervivencia.
En estas horas difíciles, asegura la publicación semanal de La Tribune des travailleurs, a la que convergen los testimonios, informes y comentarios de trabajadores y militantes de todas las tendencias.
Al servicio de una sola causa: forjar el bloque unido de trabajadores y sus organizaciones, clase contra clase, contra Medef y el gobierno de Macron a su servicio.
Trabajadores, jóvenes, se acerca la hora de los combates más grandes. Únete al POID. Suscríbase a La Tribune des travailleurs.
Montreuil, el 21 de marzo de 2020, Los secretarios nacionales del POID.
(*) El trabajador en Francia, cualquiera sea su profesión, tiene el derecho a negarse a trabajar, es decir retirarse de su puesto de trabajo en caso de que su seguridad física esté en peligro -ndlt