
Desde hace casi dos semanas (leer nuestros números precedentes), más de 100,000 campesinos indios acampan en la capital del país, Nueva Delhi. Forzaron las barreras policíacas que buscaban oponerse a su entrada en la ciudad. A pesar de las provocaciones y las condiciones siempre difíciles -que causaron ya muchas muertes entre los manifestantes-, se mantienen fuertes, y declaran que solo dejarán el movimiento si el gobierno del primer ministro Modi retira el conjunto de las leyes por las cuales el mercado agrícola es totalmente entregado a las grandes firmas del agro-business y es restablecido el precio mínimo de garantía por el Estado en la compra de los productos agrícolas.
Los campesinos reunidos en Delhi expresan una ola de cólera que abarca a todo el campesinado indio (más de la mitad de la población activa del país) en un momento en que las centrales sindicales obreras habían convocado, el 26 de noviembre, a una huelga general exigiendo la abrogación de las leyes que desmantelan el Código del Trabajo. Por otro lado, el 8 de diciembre, las centrales sindicales habían ofrecido su apoyo a una jornada de protestas nacional organizado por los sindicatos campesinos.
El gobierno buscó “negociar”. Pero, de hecho, lo que quería era que los representantes de los campesinos cedieran, proponiendo enmiendas y concesiones sin cambiar en el fondo las leyes. La coordinación nacional de los sindicatos campesinos (y a pesar de múltiples intentos de intimidación, como amenazas de una represión generalizada, acusaciones contra los delegados campesinos presentándolos como agentes de China o de Paquistán) rechazó esas propuestas y ha mantenido la exigencia de la abrogación de las leyes anti-campesinas.
Hoy, los campesinos reunidos en Delhi bloquean las principales autopistas de entrada a la capital, bajo la consigna: “¡Si no hay un acuerdo con los campesinos, no habrá comida!” El gobierno evoca ahora la posibilidad de acudir a la Corte Suprema para que declare ilegal el bloqueo de las autopistas y se abra la vía dela represión. Hasta hoy, nada está resuelto.
Francois Forge Artículo extraído de Tribuna de los Trabajadores 269 16 de diciembre de 2020