El actual acto de la tragedia del pueblo palestino al que hoy asiste la humanidad está inscrito en la continuidad de los últimos años setenta y cinco

La tragedia del pueblo palestino es el resultado de la santa alianza contrarrevolucionaria entre el imperialismo británico, el imperialismo estadounidense y la burocracia estalinista de la URSS, que, en aras de preservar el orden mundial, organizaron conjuntamente la partición de la Palestina histórica, sellada por la Resolución 181 de las Naciones Unidas del 29 de noviembre de 1947. Una resolución que niega el derecho del pueblo palestino a decidir libremente su destino. Una resolución que pretende dividir la tierra de Palestina en dos Estados, incluyendo el «Estado árabe» que nunca ha existido.
Todos los pretendidos «Planes de Paz» que se han sucedido, desde Camp David hasta los Acuerdos de Oslo de 1993, ha, estado basado en la misma negación del derecho del pueblo palestino a la autodeterminación. Y es de nuevo en el Consejo de Seguridad de la ONU donde se ha encubierto la actual agresión contra el pueblo palestino. Es por esto que son irrisorios los llamados de la Internacional «Socialista» y de los antiguos partidos estalinistas a recurrir al «derecho internacional» o a las «resoluciones de la ONU», porque es precisamente ese «derecho internacional» de las grandes potencias y de esa ONU del que es víctima el pueblo palestino.
Es revelador que las familias que el Estado de Israel quiere expulsar del barrio de Sheikh Jarrah, en Jerusalén, se habían instalado allí en 1948 tras haber sido expulsadas de Jaffa y Haifa. Como lo han escrito los militantes palestinos: «La tragedia de Sheikh Jarrah resume plenamente la tragedia de toda Palestina desde 1948”. Tienen razón: la lógica del sionismo es expulsar aún más al pueblo palestino de su tierra, negar su existencia y reprimir sangrientamente cualquier manifestación por sus derechos nacionales.
La política que el Estado de Israel está aplicando hoy día no es exclusiva de Netanyahu, aunque él la esté impulsando aún más que sus predecesores. Proviene de la propia naturaleza de este Estado fundado en 1948 sobre la base de la expulsión de 850 000 palestinos de sus ciudades y pueblos durante la Nakba (*). Desde su creación es un Estado colonial y teocrático, basado en la discriminación y expulsión del pueblo palestino.

Para los marxistas, el sionismo siempre ha sido una corriente reaccionaria y minoritaria entre las poblaciones judías oprimidas de Europa, que da la espalda a su lucha democrática por la igualdad de derechos. Después de 1945, utilizando fraudulentamente la tragedia del exterminio de 6 millones de judíos por el régimen nazi, se convirtió en un instrumento de la política imperialista en Oriente Medio.
Como «trampa» para las poblaciones judías incitadas -a menudo contra su voluntad- a emigrar a Palestina, el Estado de Israel se ha convertido, en cada etapa, un poco más, en el instrumento subsidiario del imperialismo, y en particular del imperialismo estadounidense. El mundo entero sabe que el Estado de Israel no podría aplicar la política que aplica sin ser financiado por los Estados Unidos: 3,8 miles de millones de dólares anuales de ayuda militar y 8 mil millones de dólares de préstamos garantizados. Él actúa cada vez más como una base militar avanzada al servicio de sus intereses en Oriente Medio.
Es por esto que no es de extrañar que, sobre este tema como sobre muchos otros, el gobierno de Biden se sitúe en la continuidad de la de Trump. Trump había proclamado que «Jerusalén es la capital del Estado de Israel», Biden lo aprobó declarando “que Israel tiene derecho a defenderse”, eterno refrade todos los que apoyan al Estado colonizador. Es en nombre de esta política que Netanyahu, apoyándose en hordas de colonos fanáticos, está organizando la «limpieza étnica» de Jerusalén. La administración Biden cuenta con el apoyo de todos los gobiernos imperialistas: Macron en Francia, Merkel en Alemania, Johnson en Gran Bretaña, etc., y por la Comisión Europea, que, como siempre, imputa a los dos, al agresor y a su víctima. Durante las últimas
horas, tanto los gobiernos tanto el gobierno de Merkel que de Macron han tomado medidas con el objetivo de prohibir toda expresión de solidaridad con el pueblo palestino
La tragedia del pueblo palestino también inculpa a la Liga Árabe y a todos los regímenes de la región, sin excepción. Desde las Petro monarquías del Golfo [Pérsico ndlt] hasta los regímenes «nacionalistas árabes»: todos juegan su papel contra la revolución palestina. Desde el régimen libanés que discrimina a los refugiados palestinos, hasta el régimen sanguinario del mariscal Sissi en Egipto, piedra angular del bloqueo de Gaza; desde las monarquías del Golfo Pérsico hasta el Reino de Marruecos, cuya reciente «normalización» de las relaciones diplomáticas formalizando antiguas relaciones… Sea cual sea su retórica, ayer y hoy, estos regímenes nunca han sido los aliados, sino los verdugos del pueblo palestino.
A pesar de las traiciones y tragedias que han marcado su lucha desde 1948, el pueblo palestino nunca ha renunciado a sus derechos nacionales. Desde Gaza bajo bloqueo hasta Cisjordania dividida por asentamientos, desde los campos de refugiados hasta Jerusalén, pasando por el levantamiento de los palestinos de los «territorios de 1948», en Haifa, Umm Al-Fahm, Lod, etc., el pueblo palestino está demostrando una vez más su unidad y la fuerza de sus aspiraciones nacionales y democráticas.
Dado que sus aspiraciones se enfrentan a un Estado de apartheid, al imperialismo mundial y a los regímenes corruptos que les sirven, el pueblo palestino sólo puede encontrar aliados en la clase obrera internacional y en los pueblos oprimidos, que también se enfrentan a la barbarie generada por la supervivencia del régimen basado en la propiedad privada de los medios de producción. Es por esto que es responsabilidad de las organizaciones obreras de todo el mundo estar incondicionalmente con el pueblo palestino.
En el último periodo, las voces – ciertamente minoritarias – de la población judía israelí se han alzado con fuerza contra las últimas masacres de las que han sido víctima el pueblo palestino. Como la voz de la principal asociación de defensa de los Derechos Humanos, B’tselem, que afirma: «Entre el río Jordán y el Mediterráneo: es el apartheid». Como la de los sesenta jóvenes estudiantes de secundaria judíos israelíes que, negándose a servir en el ejército israelí, proclaman: «Se nos pide que nos pongamos un uniforme manchado de sangre. Con la Nakba y la ocupación, la sociedad israelí se construyó sobre cimientos podridos y esto se refleja en todos los aspectos de la vida: racismo, discurso de odio político, brutalidad de la policía».
A la hora actual, evocando un riesgo de «guerra civil», los dirigentes israelíes están a punto de emprender un nuevo ataque terrestre de gran envergadura contra la Franja de Gaza después de los bombardeos aéreos incesantes.
Más que nunca, la única solución democrática posible, la que el movimiento nacional palestino había formulado en el momento de su fundación -antes de que sus dirigentes la declararan «caduca» según los llamados «Acuerdos de Paz»- es el establecimiento de un único Estado palestino laico y democrático, en todo el territorio histórico de Palestina, que garantice la igualdad de derechos a todos sus ciudadanos cualquiera que sea su confesión o su origen.
Sin hacer de sus posiciones un requisito previo, el CORCI llama a sus organizaciones y militantes a participar en las movilizaciones en todo el mundo por el fin inmediato de la masacre del pueblo palestino, bajo las consignas
- ¡Alto inmediato de la represión contra los manifestantes palestinos!
- ¡Alto inmediato de los bombardeos en Gaza! ¡No a la ofensiva terrestre!
- ¡Alto inmediato a las expulsiones en Sheikh Jarrah!
- ¡Libertad para el pueblo palestino! ¡Derecho de retorno para todos los refugiados!
14 Mayo de 2021
* La Nakba (la Catástrofe) implica la expulsión de 850 000 palestinos de sus ciudades y pueblos en mayo de 1948 -ndlt
[…] el documento: ¡Alto a la masacre del pueblo palestino! Declaración del Comité de Organización por la Reconsti… y dialogamos con los […]
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[…] estos procesos, así como el movimiento de resistencia palestina (ver la Declaración del CORCI en este …), el levantamiento popular por los derechos sociales y democráticos en Colombia, en Esuatini, las […]
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