El 23 de octubre, la antigua fábrica de Barco de Prata, en Lisboa, acogía a un centenar de militantes obreros de todo el país, al llamado de la campaña “¡Los trabajadores atacados no pueden quedar aislados!” Unos cincuenta militantes tomaron la palabra.

Hace diez años, la clase obrera portuguesa fue duramente golpeada por los planes de austeridad dictados por la troika (FMI, Comisión europea y el Banco Central europeo). Reducción de salarios y de pensiones, despidos, y desempleo masivo de la juventud. A partir del 2015 (y hasta ahora), es un gobierno del Partido socialista (apoyado por un acuerdo parlamentario con el Partido comunista y el Bloque de Izquierda hasta el 2019, y después, por la abstención de uno o de otro en relación al presupuesto) el que ha continuado con esta política. A pesar del hecho de que se trate de un partido “de izquierda” el que aplique esta política, con las consecuencias que podemos imaginar en la cumbre de las dos principales centrales sindicales, la Unión General de los Trabajadores y de la CGTP, los trabajadores han multiplicado las huelgas.
Se veían en la sala numerosos responsables sindicales implicados en las luchas de clase de estos últimos años (transportadores de materias peligrosas, asalariados de la compañía aérea TAP, obreros de la Volkswagen, trabajadores de los bancos), así como también jóvenes y militantes políticos de todas las tendencias.
Un acuerdo extenso se expresó entre los participantes y se manifestó por la adopción de un llamado de la dirección de la CGTP a una manifestación nacional el 20 de noviembre. Los participantes “lanzan un llamado a todos los sindicatos, a las comisiones de los trabajadores y a todas las organizaciones de trabajadores a converger en una manifestación sindical nacional convocada para el 20 de noviembre del 2021, para exigir: ¡prohibición de los despidos! ¡Alto a la degradación de las condiciones de trabajo!, ¡Abrogación de las medidas anti-sindicales y anti-obreras tomadas antes, durante y después del reino de la troika!, ¡Rechazo al proyecto de presupuesto del 2022!”
“Desde que Portugal se adhiere a la Comunidad europea…”
Más allá de este llamado a la acción, el encuentro adoptó un manifiesto. Denuncia particularmente el papel de las instituciones europeas: “Desde que Portugal se adhiere a la Comunidad europea, y en particular al Euro, el país está encadenado, sin autonomía para escoger su modo de desarrollo, sujeto a los criterios de Maastricht, a una deuda impagable, a una economía de las finanzas y a la privatización de las empresas públicas.”
Es por eso que el manifiesto rechaza del “plan de reactivación y de resiliencia” de la Comisión europea “que permitirá a los patrones recibir miles de millones de euros de Bruselas, a condición de que el gobierno realice las contra-reformas que Bruselas le dicte, en particular en nombre de la transición energética y digital” Transición en nombre de la cual, denuncia el manifiesto, la Business Roundtable Portugal (las principales empresas que cotizan en bolsa) y las confederaciones patronales anunciaron la supresión de 1,100,000 empleos en los años que vienen.
Mientras que los trabajadores han sido duramente golpeados por la crisis capitalista, agravada por la pandemia, “el gobierno del Partido socialista, dirigido por Antonio Costa, tuvo seis años para eliminar las medidas anti-obreras impuestas por la troika, pero ni lo hizo, ni tiene la intención de hacerlo.” Por tanto, “los partidos electos por los trabajadores tienen el deber de abrogar inmediatamente esas leyes.”
“Regresar a los fundamentos del movimiento obrero”
Por estas razones, el manifiesto estima que “la respuesta de los trabajadores y de sus organizaciones a esta ofensiva exige su independencia total frente al gobierno y el patronato”. Y añade: “No queremos más las luchas aisladas que fatigan a los trabajadores (…) Ha llegado el tiempo de regresar a los fundamentos del movimiento obrero: elaborar las reivindicaciones claras y concretas, organizar la lucha unida, de la base hacia la cumbre, con las organizaciones sindicales y las comisiones de los trabajadores hasta la satisfacción de las mismas. Es así como será posible impedir los despidos, la precariedad y la destrucción continua de nuestros derechos”, entre ellos el derecho a la huelga, particularmente puesta en entredicho por las órdenes de requisición, por el gobierno del PS.
Es sobre esta base, concluye el manifiesto, que podrá construirse “la unidad de las organizaciones sindicales, las comisiones de los trabajadores y los movimientos sociales”, para “oponer, a esta ofensiva general, la huelga general”. Cuestiones planteadas en Portugal como en todos los países de Europa.
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Por nuestro corresponsal, Adriao Zilhao