La transición ecológica: un negocio que puede dar grandes ganancias… Pero ¿a quién?

Extraído de LA TRIBUNE DES TRAVAILLEURS 312

La transición ecológica: un negocio que puede dar grandes ganancias… Pero ¿a quién?

El lunes 18 de octubre, la Federación Bancaria Francesa anuncia que a partir de enero del 2022 dejaría de aportar todo financiamiento a los “proyectos y empresas cuya parte de hidrocarburos no convencionales en la exploración y en la exploración fueran mayores al 30% de su actividad, en lo que concierne al petróleo, el gas, y las arenas asfálticas”. ¿Qué esconde esta repentina preocupación de los bancos por el medio ambiente?

Según el diario Les Échos, el objetivo es el de permitir a los bancos franceses “aprovechar la oportunidad de hacer negocios con la transición ecológica”. En efecto, el objetivo de “neutralidad carbono” de aquí al 2050 en Europa va a exigir inversiones de 28 billones castellanos de euros. Al leer Les Échos, se entiende que esas sumas astronómicas (¡equivalentes a dos años del producto interno bruto de todos los países de la Unión Europea!) van a servir a la destrucción de la industria automotriz clásica y de toda la subcontratación, al financiamiento de las infraestructuras de recarga y de electrificación del parque de vehículos y al financiamiento de la reducción de gastos de energía en las construcciones.

Notamos en particular que estas inversiones tienen como objetivo financiar “la renovación de coladores térmicos” habitados por personas de edad avanzada que no podrán soportar el costo de los trabajos”. Forzados el día de mañana por la ley a proceder a trabajos de renovación térmica de sus casas o de sus departamentos, no tendrán otra opción, dado el tamaño de los capitales necesarios, que el de contratar préstamos a través de los bancos, prestamos que no podrán ser rembolsados mientras la persona viva, (ya que las sumas son demasiado pesadas). El contrato de préstamo prevé así que los préstamos serán “rembolsados con la venta del bien o en su caso con del deceso de su ocupante” ¡Verlo para creerlo! De esta manera, 28 billones de euros prestados por los bancos a título de la transición ecológica les proporcionarán ganancias gigantescas.

¿Cómo esos 28 billones de euros serán rembolsados a los bancos, y cómo se pagarán los intereses? Tratándose de individuos, ya lo hemos visto: por el saqueo y la confiscación pura y simple de las casas individuales de las personas mayores quienes, a la hora de su deceso, deberán ceder todos sus bienes. Tratándose de infraestructuras: los fondos públicos del Estado van a ser ampliamente requeridos para financiarlos (y, de paso, para destruir todo el sector productivo juzgado demasiado contaminante).

Para rembolsar esos 28 billones de euros, las empresas van a beneficiarse de una ayuda del Estado hurgando de los presupuestos de servicios públicos de suyo cada vez más estrangulados y privatizados. De esta manera, se cerrarán más clases en las escuelas, y de camas en los hospitales, se privatizarán aún más los servicios públicos para permitirle a la “transición ecológica” obtener ganancias gigantescas para los bancos.

No hace mucho Marx analizó la manera en la que, llegados a un cierto estadio de su desarrollo, algunas fuerzas productivas se transforman en “fuerzas destructivas”, citando el maquinismo (el mundo digital de hoy) y el dinero (la especulación). Rosa Luxemburgo añadió a esta lista la economía de armamento y la economía de guerra.

Sería necesario quizás añadir de ahora en adelante una nueva categoría de fuerza destructiva: la transición ecológica. Una transición mortífera para los trabajadores, las familias populares, pero extremadamente beneficiosa para los bancos y las grandes empresas.

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Amandine Vidal

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