Rusia. “¿Tienen ustedes todavía la necesidad de esta guerra?”

Eso es lo que escribe Alexeï Gorinov, consejero municipal de Moscú, en una pancarta que mostraba mientras el tribunal leía su condena a siete años de prisión.

El código penal castiga toda acción o palabra tendiente a “desacreditar al ejército de la Federación rusa”.

En el consejo municipal del barrio Krasnoselskiy, este 15 de marzo, Gorinov había calificado la invasión de Ucrania de “guerra” y había así mismo declarado que el ejército ruso asesinaba inocentes, niños incluidos.

La represión del régimen de Putin golpea a todos aquellos que se oponen a la guerra, pero más particularmente a los militantes y organizaciones obreras independientes quienes, aún débiles, inquietan al régimen. La procuraduría de Moscú acaba de solicitar la prohibición pura y simple del Sindicato de periodistas y trabajadores de los medios. Por su parte, Maxime Choulguine, secretario de la organización del Sindicato de repartidores, lanzó un nuevo llamado para la liberación del secretario de la organización, Kirill Oukraïntsev, detenido provisionalmente desde el 25 de abril. Corre el riesgo de pasar cinco años de prisión por sus actividades sindicales.

Hay que decir que la situación económica de los trabajadores se degrada todos los días. La Douma (parlamento) adoptó una ley sobre la “economía de guerra” (sin declaración de guerra) que permite a los empleadores el forzar a los asalariados a trabajar el fin de semana, los días feriados y las noches, en nombre de la “defensa nacional”. El ministro de finanzas anunció por su lado cuáles son las regiones que soportarán el peso de la guerra: su presupuesto se anuncia con un déficit de 132,500 millones de rublos para el 2023 y 78 mil millones para el 2024, situación que no le impidió a Guenadi Ziouganov, secretario general del Partido “comunista” el lanzar un nuevo llamado para bombardear Kiev.

“La guerra es repugnante y monstruosa. Su rostro es horrendo y debe ser detenida”

Pero esas declaraciones bélicas no impidieron la caída del apoyo a la guerra entre los ciudadanos, pasando de 64% a 55%, según un nuevo sondeo del medio Khroniki. Con todas las reservas necesarias sobre los sondeos, notemos que el 56.5% de las personas interrogadas afirman estar economizando en alimentos, el 39% señalan una baja de sus ingresos y el 11.8% perdieron su empleo. 55% piensan que una victoria rusa en Ucrania no les traerá nada en concreto, y solamente el 3.3% sueñan con la “anexión de nuevos territorios”.

Otro sondeo del instituto VTsIOM, solicitado por la administración presidencial, indica que el 30% de los ciudadanos interrogados desean “detener inmediatamente la operación militar” en Ucrania, aunque los jóvenes de entre los 18 y 24 años esto representa el 43%. Hace unos días, después de que el armamento proporcionado por la OTAN al gobierno de Ucrania le permitió a este último bombardear la ciudad rusa fronteriza de Belgorod, el rapero ruso Noize MC declaró durante un concierto: ”Mi ciudad natal bien amada de Belgorod fue bombardeada. ¿Qué sentí? Lo mismo que cuando Kiev, Kharkov y Marioupol fueron bombardeadas. La guerra es repugnante y monstruosa. Su rostro es horrendo y debe ser detenida.” “¡No a la Guerra!”, retomaron inmediatamente a coro cientos de jóvenes entre el público.

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Con nuestros corresponsales

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